Pequeño cabrón sobre cuatro, eran sus patas.
Cuatro sus patas sobre cuatro, eran, las esquinas de mi cama.
Cuatro patas sobre cuatro esquinas,
me las guardaba un pequeño cabrón a cuatro patas.
Ahora nadie vela más mi cama,
ni escucho sus cuatro,
por cada pata.
Cuatro uñas por cuatro patas,
dieciséis por toda la casa.
Nadie resopla en la puerta cerrada.
Nadie me quita las sábanas.
Adiós Leito y tus cuatro patas.
Era cuadrúpedo, aunque dormía con almohada.