lunes, 19 de septiembre de 2011

Estudio de anatomía canina... o el mundo según María y Sol.



Mucho tendrían que hablar Sol y Torres García... Es inexplicable que al artista uruguayo se le pasara por alto, en las instrucciones para el facsímil de sus "2 perritos", que los perros también se sientan así. Y desde luego, que no seré yo quién le explique a mi sobrina cuáles son las posibilidades válidas, en cuanto a lo que a anatomía canina se refiere. Y digo sentarse por calificar de alguna manera semejante disposición y articulación de los miembros de un ejemplar canino, porque bien podría estar sentado, o tumbado, o de pie, o incluso todo a la vez. Y qué oportuno sería.

Me considero una persona bastante vaga, y desde luego, que para alguien con dotes como las propias para la pereza, resulta por lo menos tentador, la posibilidad de estar sentada, tumbada y de pie, con una sola postura. Siempre me ha resultado irritante lo incómodo que es hacer algunas cosas tumbada y comparto con mi sobrina la sensación de que el mundo debería de ser diseñado urgentemente, otra vez y desde el principio. Creo que el de Sol es el mundo tal cuál debería de ser, y éste sólo una copia defectuosa.

Por supuesto, María, mi otra sobrina, no tiene menos que aportar a la idílica sociedad de su hermana. María de mayor quiere ser león, y a mí esta opción me parece totalmente legítima. Algo que considero menos normal es preguntar a un niño qué quiere ser de mayor. Yo tengo 27 años y todavía no lo sé, aunque empiezo a intuir que el verdadero problema no es tanto qué ser de mayor, como serlo o no... Es una pregunta delicada. Y si uno pregunta, tiene que atenerse a las consecuencias. Considero muy sensata la respuesta de María. Sería mucho más preocupante que quisiera ser charcutera, desde luego.

Un niño debe de soñar, porque al hacerlo nos recuerdan algo que de otra manera hubiéramos olvidado hace mucho, y los sueños de María te contagian. Pasar un rato con mis sobrinas es una aventura que no está exenta de ciertos riesgos; en cuestión de segundos puedes acabar llena de flores o sumergida en un complicado debate interno para elegir entre la posibilidad de ser vaca o duende. Estas decisiones son siempre difíciles.

En fin, creo que en casa todos veíamos con cierta normalidad que María quisiera ser león, o por lo menos nos reconfortaba escuchar a alguien que manejando semejante abanico de posibilidades, en cuanto a futuras vocaciones, no obstante, tuviera tan claro cuál era la suya. Y quizás por motivos más egoístas que pedagógicos nadie le explicaba a María las dificultades evidentes que uno tiene que afrontar para ser león. Pero un día, esta prematura vocación de mi sobrina, empezó a despertar la preocupación de mi madre y temiendo que semejante conflicto llegara a truncar las aspiraciones vitales de su nieta, se resolvió a zanjar el asunto. Entonces mamá habló con María, evitando en todo momento explicarle que ella era "persona" porque esta aseveración le parecía un tanto dura.

Mamá opina que no es de buen gusto sacar a alguien de un error si no puedes restituirle otro, así que le explicó a su nieta que podría ser "veterinaria". María escuchaba atentamente y aunque no quedó del todo convencida, sí lo suficientemente intrigada como para hacer algunas indagaciones en el cole. Unos días después, mi sobrina había hecho sus pesquisas y, no estando del todo segura de que mi madre dispusiera de esta información, le explicó a su abuela, que ella era "persona". Entonces, mi madre pensó que quizás no debía de haber sacado a María de su error.