martes, 30 de agosto de 2011

La Espanciral



Hoy, o quizás ayer, sucumbí a un pequeño colapso espaciotemporal. Todo
empezó mucho antes, pero no sé el momento preciso en que perdí mi
agenda. Sí, hace más o menos un mes que tuve el valor de comprarme una
de esas libretas con cuadrículas y números, con la intrépida intención de
someterme a esos cuadraditos que unas veces sobran y otras acaban
cubiertos hasta el último milímetro de garabatos microscópicos e
imperceptibles para el ojo humano... Tengo mis días. Y eso que para
prevenir este fenómeno de cuadrículas menguantes tuve la brillante idea
de comprar un pilot 0.4 que me permite hacer las letras más diminutas
que cualquier artilugio inventado por el hombre y equipado de un
depósito de tinta, permite hacer. Y no es por hacer publicidad, tampoco
veo yo al Sr. Pilot muy necesitado de mi capacidad de divulgación, pero
lo que sí puedo afirmar es que este ingenio de la ciencia y la penicilina
están a la par entre los mayores logros de la humanidad. Yo lo tengo
muy claro: cuando muera quiero que me entierren con un pilot 0.4.

Una vez armada de pilot y agenda tuve el arrojo de mirar el calendario
de exámenes, y lo anoté en el lugar correspondiente. Puedo decir que
desde entonces todo transcurrió con cierto orden. Algunos días la agenda
y yo éramos uno solo, y otros me permitía cierta anarquía, y cuando ésta
empezaba a agudizarse sólo debía de volver a mi libreta. Hace poco,
en uno de estos achaques apunté una alarmante cuenta atrás que me
permitía divisar la hora H del día D, y actuar en consecuencia.
Y todo iba bien.

Pero el caso es que ayer martes, el mundo se empeñó en que era lunes,
y esto es algo extraño porque lo normal es que me ocurra lo contrario.
Tenía cita en el médico a las 18:30 y como de costumbre y a pesar
de disponer de 24 horas más, el tiempo me ganó la carrera mientras
buscaba mi agenda, que de haberla encontrado hubiera subsanado
aquel anacronismo en el que me encontraba. Pero no fue así y a las
18:25 salí de casa y cogí un taxi para no perder la cita. No es que mis
finanzas me permitan moverme siempre en taxi, algo que sí haré en
cuanto me toque la lotería. La gente se compra una casa cuando le
toca la lotería, pero en mi caso sería mucho más productivo guardar
mis riquezas para poder moverme en taxi toda la vida. Pero como
de momento no me ha tocado y sigo viviendo a contrarreloj uso el
taxi más de lo que me gustaría, hasta que se me acaba el dinero y
después la verdad que no sé como me las ingenio, supongo que
llegando tarde a todos lados, o no llegando.

Los taxistas de Madrid son un grupo variopinto en cuanto al
tipo de conversación que puede uno acabar manteniendo con el
taxista en cuestión. Hay filósofos, psicólogos, y debido a las
circunstancias de tráfico de Madrid los hay también cabreados.
Por eso siempre que cojo un taxi intento mantener una
conversación. Aunque no soy demasiado original iniciando este
tipo de diálogos y en este caso, como estábamos a 29 de Agosto
le dije: “Pues parece que ya está volviendo la gente”. Él no estaba
del todo de acuerdo y entonces le dije: “Claro, a lo mejor algunos
aprovechan el fin de semana”. Tampoco estaba de acuerdo.
Entonces empezaron mis sospechas cuando me dijo que el jueves
era día 1. Le pregunté si hoy no era 29 y por lo visto era así, más
desconcertada todavía, dije que este mes tenía 31 días. Claro
que el que sí debía de estar desconcertado era el taxista,
ante una cliente con semejante discordancia temporal. Y dije:
“Entonces...” Y menos mal que acudió a mi rescate no sin
cierto cabreo, (es normal uno ya tiene suficiente con su trabajo
como para tener que ir sincronizando a los clientes): “A ver,
hoy es lunes...”. Entonces salté: “¡Anda! Pues yo convencida
de que era martes...Entonces yo no voy a ningún sitio¿Me puede
dejar aquí?” Y salí de aquel taxi como en un limbo
espaciotemporal.

A lo mejor, hay personas que de haberle ocurrido semejante dislate,
se hubieran incluso alegrado de haber ganado un día, pero a mí ayer,
o quizás hoy, se me perdió el lunes, lo único es que este martes ha
sido un poco más largo de lo habitual. Y he dedicado el excedente
de tiempo a buscar desesperadamente mi agenda, que era lo único
capaz de resituarme en el lunes 29. Como no la he encontrado yo
sigo en mi martes 29, de lo que pasaré a un descorazonador
miércoles 31. Por eso hago un llamamiento a los diseñadores de
agendas para que no distribuyan los días con retículas menguantes,
porque no siempre los días tienen 24 horas.

lunes, 29 de agosto de 2011

De las sombras y otros interruptores...

  •   La    luna 
   tiene 

  la  cara 
                   quemada 
  
             y un ojo que
                       llora.
          
          A veces el silencio lleva incorporado un interruptor, y otras no lo encuentro en tus palabras.

sábado, 13 de agosto de 2011

Los Boombú-Erang

El recetario Boombú-Erang, fenómeno al que hoy dedicamos estas líneas, se desarrolla en el seno de una sociedad secreta muy particular, cuyos orígenes se remontan alrededor del segundo milenio anterior a nuestra era. Los boombú-erang, de hecho originarios de la era Boom del calendario Boombú, han sido referidos en los manuales al uso de etnología como una sociedad originada en la China ancestral. Este desliz etnológico se desprende de la peculiar fonética del término "Boombú-erang" que llevó a muchos investigadores a pensar en el calendario oriental. A día de hoy y aunque la lógica del calendario Boombú siga siendo un misterio en muchos sentidos, se sabe con seguridad que es inédito tanto en su concepción matemática, como en su peculiar santoral. 

Los expertos barajan varias hipótesis, pero todas advierten que el calendario Bb, no es estrictamente un calendario, ya que no responde a una concepción lineal ni cíclica del tiempo, sino que el tiempo Boombú transcurre en espiral, dejando abierta la posibilidad a aquellos que habitan en él, de saltar de un anillo a otro. Por lo tanto, cuando decimos que la sociedad BbE se fundó en el segundo milenio anterior a nuestra era estamos sólo diciendo parcialmente la verdad. A esta afirmación, si lo que pretendemos y no es en ningún modo así, es ocupar un lugar que no sea el de la especulación, deberíamos añadir que no por haber sido fundada durante el segundo milenio anterior a nuestra era, pueda ser en ningún modo falso decir que lo haya sido en cualquier otra. En cuanto a la etimología del término "boombú-erang", lo más probable es que esta palabra haya sido instituida en el seno de tan risueña comunidad, con el propósito de suscitar el mayor número de hipótesis en torno a la procedencia de la comunidad. 

Los estudios más recientes apuntan hacia el hecho de que probablemente el debate en torno al lugar de origen haya sido estratégico y planificado por los propios fundadores con el objeto de burlarse de los procedimientos académicos de deducción etimológica, ya que hoy por hoy, ni la toponimia más avanzada es capaz de rastrear la evolución del término "boombú-erang", de una forma que explique un uso establecido espontáneamente como fruto del debido consenso y avalado, como suele ser habitual, por una evolución , dentro de una comunidad definitivamente arraigada a un territorio concreto.

En la actualidad los boombú-erang pueden residir en cualquier espacio habitable y no se les distingue por ningún rasgo particular, tienen una admirable destreza para adaptarse a los usos y costumbres de cualquier lugar. Sin embargo, sus miembros, siguen cumpliendo con una misión tan inútil como saludable, aquella para la cual se fundó ya hemos dicho cuándo, lo que no implica que haya podido serlo en cualquier otro momento, (queremos dejar claro este punto).

Derivados de los recientes estudios acerca del fenómeno boombú-erang, se ha desarrollado una importante parcela de la A´Historia, (corriente a la que nos adherimos) que podríamos denominar Prehistoria del Humor, y cuyo vacío teórico ha sido en gran medida ocupado por las últimas investigaciones. La sociedad Boombú-erang posee una sensibilidad inusual para el ejercicio consciente de un sentido del humor a la vanguardia de la A´Historia.

Y es que ¿nadie se ha dado cuenta alguna vez de que cuando lanzamos un boomerang* el que vuelve a nosotros puede no ser exactamente el mismo que se fue? Esta apreciación llevó al insigne investigador Herbert Dungan a la conclusión de que detrás de este fenómeno estaban los humoristas más antiguos del planeta. 

Sí, hoy podemos afirmar que los boombú-erang son los encargados de devolver a su sitio los boomerangs y que esta es la broma más antigua de la A´Historia. Y es que el Ilustrísimo Fundador de la Primera Orden Boombú-Erang, Don Bang (a quién, como a todo inventor que se precie, un día algo golpeó su ilustre cabeza), después de aquella legendaria colisión con el ya mencionado instrumento, decidió devolverlo a su lugar de procedencia. Tal fue la inaugural carcajada que debido a la misma los allí presentes, aunque esto no implique que pudieran estarlo en cualquier otro sitio, no dudaron en poner todos los medios al servicio de aquella broma primigenia, fundando la Primera Internacional Chistosa Sociedad Boombú-Erang con el objetivo de dedicar todas sus fuerzas a tan insigne empresa. La de convencer al mundo de un fenómeno tan excepcional como el de que un objeto arrojado pueda volver al lugar del que fue expulsado.

La observación de Herbert Dungan se debe a que en los periodos de mayor demanda de devoluciones de boomerangs es posible que el distribuidor devuelva en una dirección lo que vino de otra y viceversa. Los boombú-erang, de la misma forma que lo niños y debemos decir que esto no implica que por serlo no podamos por ejemplo tener nietos, no conciben que una broma pueda desgastarse por el uso y en cada devolución reviven aquella carcajada primigenia, con la misma alegría, a la que se suma el orgullo de ser partícipes por el peso de la tradición de la broma más antigua del mundo. 

Además estos risueños especímenes se alimentan de la risa, tanto propia como ajena, pudiendo prescindir de otras necesidades como el sueño o la comida. Es muy habitual que lleguen a superar los cien años de edad porque no sufren enfermedades. No obstante son mortales, de hecho la causa de mortalidad más común entre los miembros de la comunidad es la de "morir de risa", algo que tiene ciertamente desconcertada a la comunidad científica, incapaz de llegar a un acuerdo para designar mediante un término clínico al fenómeno. Pero lo cierto es que lo que es innegable es que los BbE suelen morir con cierta coherencia, ya que un verdadero BbE muere tal cuál vivió y esto es: de risa.

*en este caso nos referimos al artilugio plano y ligeramente curvado en el centro de su estructura, al cual se le ha atribuido la capacidad de regresar al lugar desde el que fue arrojado.